lunes, 23 de marzo de 2009

Azarosos placeres


De Gustavo Villegas, se muestra en el Polyfórum Cultural Siqueiros.

Buena exposición, si se le compara con el común de las muestras de pintura de mexicanos contemporáneos. Seguidor de Baudrillard (yo me anexo a ese grupo), lleva a la imagen la curiosidad de la vida «postmoderna» -como Gustavo la llama- donde no hay meta alguna más que el goce de la velocidad por la velocidad misma, el disfrute del momento único y el olvido, o rechazo, de las consecuencias que cada acto genera. Una época donde el imperativo de goce supeyoico se muestra en cada esquina.
Tal vez no por nada utilizó automóviles, cosa curiosa, días antes el buen bebedor casi abogado de la U. P. mata a un policía y choca contra la estatua de Karol Wojtyla, es bien conocido que son, si no la primera, una de las mayores causas de muerte en los jóvenes. No hay nada como la velocidad, el periférico y algunos desinhibidores –como el alcohol- o estupefacientes.
Vale la pena echar una mirada a la exposición. No comparto mucho la técnica, sigo a mi compañera en esto, el óleo me gusta cuando surgen plastas del lienzo, sino parece acrílico o, en el peor de los casos, una simple acuarela.

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