martes, 1 de septiembre de 2009

Caster Semenya (o de los problemas sexuales de la ciencia)


El nuevo escándalo del mundo deportivo, si bien creo que están enterados, tiene que ver con esta chica -que dicen que siempre no, que es chico-. Problema al cual se metieron por el hecho de que ganó medalla de oro, lo cual me pone a pensar que si no huibiera ganado nada ni siquiera se hubieran molestado.

Lo interesante resulta ser que ella ha puesto en tela de juicio el saber científico; sí, aquel que dicta verdad en su discurso. Pues resulta que esta mujer está tambaleando las clasificaciones de los sexos. Cabe recordar que para la ciencia existen solamente dos, y no dan cuenta, muchos de ellos, que son supuestos teóricos de referencia, es decir, ideales de los sexos. Siendo así, ellos, los científicos, organizan el mundo a partir de esos ideales inexistentes; lo que no quiere decir otra cosa que son ellos los que nos nombran como hombres o mujeres... así como Adán, quien no sólo nombró a los animales sino a Eva también, claro, por mandato Divino; pero no por eso se pasa por el alto el poder del nombrar. ¿Y no que la ciencia no cree en Dios?

El problema, como siempre, es de ingenuidad. Ingenuidad es pensar que un hombre es aquel que tiene pene y una mujer es aquella que tiene vulva (la vagina en sí es un orificio y muchas feministas se enojan cuando se menciona este "hueco" como su representante en lo sexual). ¿Qué nadie se ha encontrado a un ser humano con pene que es más mujer que cualquier otra mujer? ¿Qué acaso la política no está llena de seres humanos con vulva que son más hombres que yo? Y eso que yo soy hombre.

La cuestión de la diferencia de sexos es una que ha omnubilado al ser humano desde siempre, no por nada lo que buscan es taparla: ya sea con políticas equitativas, igualitarias o con categorías que meten en rigor algo que por el sólo hecho de existir pierde toda forma de clasificación constante. Pues esta sexuación, bien lo indica Freud, es una que pertenece al ámbito de lo psíquico, no de lo orgánico; y cabe mencionar que el mundo de lo psíquico es inabarcable, es más, el mundo psíquico personal es siempre una verdad no toda para el individuo que se desarrolla en él; ¿cómo la ciencia va a poder abarcarlo con clasificaciones mediocres que responden más a un imaginario moralista que a una real reflexión ontológica?

Bueno, se los dejo de tarea.


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